mujeres oceanógrafas

Mujeres oceanógrafas, mujeres con el Mar en las Venas

Son biólogas marinas, oceanógrafas, políticas, escritoras o modistas convertidas en innovadoras. Son mujeres oceanógrafas con un vínculo profundo con el mar que han dejado una huella profunda en la comprensión y protección del mundo acuático que nos rodea, abriendo así el camino hacia la sostenibilidad.

Sorprendentemente, el concepto de sostenibilidad, esencial para el equilibrio entre el desarrollo humano y la preservación del medio ambiente, tuvo su génesis hace menos de 40 años con la publicación del Informe Brundtland en 1987. Bajo el liderazgo de la Dra. Brundtland, primera ministra de Noruega en ese entonces, este informe marcó un hito crucial en la conciencia global al resaltar la necesidad de abordar los desafíos ambientales de manera integral, estableciendo así las bases para el movimiento hacia la sostenibilidad.

Desde los inicios de la exploración marina, las mujeres han desempeñado roles fundamentales en la comprensión y protección de los océanos. Jeanne Villepreux, una modista francesa del siglo XIX, se destacó como una pionera en la biología marina al inventar el acuario (1832) y avanzar en la comprensión de la vida marina en cautiverio. Su trabajo no solo sentó las bases para la conservación marina, sino que también estableció los primeros cimientos para la acuicultura sostenible.

Liderazgo femenino en la investigación marina

A lo largo de los años, mujeres como Jimena Quirós y Ángeles Alvariño han desafiado las normas de género y han contribuido significativamente al avance de la ciencia marina. Quirós, nacida en el 1899, con poco más de 20 años se unió al Instituto Español de Oceanografía, se especializó en la geografía física de los océanos y sentó las bases para la comprensión moderna de la dinámica oceánica y su impacto en los ecosistemas marinos. Por otro lado, Alvariño nacida en el 1916 fue una de las primeras mujeres científicas en trabajar a bordo de un buque de investigación oceanográfica. Destacan sus investigaciones sobre el zooplancton gelatinoso y su impacto en las corrientes oceánicas y la distribución de especies marinas.

El acceso igualitario de las mujeres a la educación superior en España en 1910 marcó un hito crucial, permitiendo que mujeres como Josefina Castellví, nacida en el 1934, ingresaran al campo de la ciencia marina. Castellví, quien se convirtió en la primera mujer científica en liderar una expedición española a la Antártida, contribuyó significativamente a la comprensión de los ecosistemas polares y los efectos del cambio climático en los océanos.

En el ámbito internacional y coetánea de Castellví, Sylvia Earle, conocida como “Her Deepness”, ha sido pionera en la exploración y defensa de los océanos. Earle, la primera mujer jefa de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU.), ha liderado numerosas expediciones submarinas y sigue abogando incansablemente por la conservación marina a sus 87 años.

Antes de que la conservación marina se convirtiera en un movimiento global, Rachel Carson, bióloga marina y escritora estadounidense, en la década de los ‘60 estaba allanando el camino con su pluma. Su libro “The Sea Around Us” transformó la percepción pública del océano, destacando su importancia ecológica y la necesidad de protegerlo de las amenazas humanas.

En la misma década en Francia, Anita Conti, conocida como la “dama del mar”, se destacó como periodista y defensora de la pesca sostenible. Su trabajo fue fundamental para crear conciencia sobre la sobreexplotación de los océanos y abogar por prácticas pesqueras más responsables.

En España, María del Carmen Sarasquete (1956-2021), directora del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN-CSIC), desempeñó un rol destacado en la investigación de la acuicultura sostenible por su dedicación en comprender la fisiología de los peces y mejorar las prácticas de acuicultura para garantizar un futuro más saludable tanto para los peces como para los consumidores.

Contribuciones actuales en la economía azul

En la actualidad, destacadas investigadoras de la Comunidad Valenciana aparecen en el Ranking Standford que identifica las investigadoras e investigadores que se encuentran dentro del 2% más citados a nivel mundial. Sus contribuciones en diversas disciplinas marinas son inspiradoras y ejemplifican el poder del conocimiento y la perseverancia en la búsqueda del progreso científico.

Entre ellas destacan Ariadna Sitjà, directora del Instituto de Acuicultura de Torre de la Sal (IATS-CSIC), pionera en el campo de la patología acuática; Esther Sendra, catedrática de Tecnología de los Alimentos de la UMH en la Escuela Politécnica Superior de Orihuela (EPSO); Yolanda Pico, catedrática de Nutrición y Bromatología de la Universitat de València; Sandra Sendra, una de las primeras mujeres investigadoras en España en el área de las telecomunicaciones y desarrollo de biosensores, profesora y directora académica del Grado en Tecnologías Interactivas del Campus de Gandia; Leticia Mora, científica titular del Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos (IATA-CSIC); Maria Ibáñez, profesora del Departamento de Química Física y Analítica de Universitat Jaume I en Castellón; Mónica Flores profesora del Master de Calidad y Seguridad Alimentaria de la Universidad de Valencia y Emilia Morallón, catedrática de la Universidad de Alicante y experta en electrocatálisis y electroquímica de polímeros aplicada a biosensores.

Todas ellas, implicadas en el proyecto GVA-ThinkinAzul, están impulsando la investigación en economía azul, promoviendo la sostenibilidad y la innovación en la acuicultura mediterránea. Su trabajo no solo contribuye al avance científico, sino que también busca concienciar a la sociedad sobre la importancia del desarrollo sostenible en este sector clave. Como ejemplo cabe destacar que Ariadna Sitjà, durante sus tres décadas de investigación, ha desarrollado estrategias innovadoras para diagnosticar, prevenir y tratar enfermedades en peces, con el objetivo de mitigar los impactos negativos de las parasitosis en la acuicultura. Su implicación como coordinadora del WP4 en el proyecto ThinkinAzul se centra en identificar nuevas patologías emergentes, mejorar métodos de diagnóstico, estudiar el impacto del cambio climático en patógenos acuáticos y desarrollar tratamientos ecosostenibles.

Por otro lado, Esther Sendra, lidera el WP5 del proyecto ThinkinAzul. Su investigación se enfoca en caracterizar materias primas para piensos acuícolas, evaluar la calidad nutricional de peces alimentados con estos piensos, así como diseñar nuevos productos transformados saludables y sostenibles. Además, colabora en el desarrollo de métodos de detección de contaminantes en productos pesqueros.

Estas mujeres han desempeñado y desempeñan un papel fundamental en el avance del conocimiento y la salvaguarda de los océanos, tanto en España como en el mundo. Sus contribuciones no solo han impulsado el desarrollo científico y tecnológico, sino que también han promovido un cambio hacia prácticas más responsables. Su legado inspira las futuras generaciones a continuar explorando, aprendiendo y protegiendo los recursos marinos.

Perspectivas hacia el futuro

Sin embargo, hoy en día persiste una brecha de género en diversos aspectos del ámbito científico. Solo el 3% de los premios Nobel en disciplinas científicas han sido otorgados a mujeres, y aunque en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) las investigadoras constituyen el 37% de la plantilla científica, esta proporción disminuye al 26% en los cargos más altos. Además, aunque las mujeres representan el 69,2% del personal técnico dedicado a la Cultura Científica en el CSIC, persisten estereotipos de género en la elección de estudios, con menos del 25% de mujeres en carreras de ingeniería. Sin embargo, es alentador comprobar que las mujeres ocupan más del 50% de los roles en Ciencias. Este progreso refleja un cambio cultural positivo y una mayor conciencia sobre la importancia de aprovechar el talento y la diversidad en la investigación científica. Con un compromiso continuo para superar las barreras existentes, podemos crear un entorno donde todas las personas, independientemente de su género, tengan igualdad de oportunidades para contribuir significativamente al avance del conocimiento y la conservación de nuestros océanos.

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