Acuicultura sostenible

Acuicultura sostenible: la Comunidad Valenciana como epicentro

 

Entre los desafíos a los que la comunidad científica se enfrenta en el siglo XXI, la seguridad alimentaria destaca como un problema crucial, estrechamente vinculado con la sostenibilidad y conservación del medio ambiente, así como con el progreso económico y social. Ante este escenario complejo, la acuicultura sostenible se presenta no solo como una solución viable, sino como un imperativo emergente para afrontar los retos alimentarios del futuro.

En este contexto, durante la 46ª sesión anual de la Comisión General de Pesca del Mediterráneo (CGPM) de la FAO, se lograron varios acuerdos y se adoptaron medidas cruciales para impulsar el desarrollo sostenible de la acuicultura, como la descarbonización de los procesos de producción, la reducción de los plásticos de un solo uso y el cultivo de especies resilientes al cambio climático.

La Comunidad Valenciana está comprometida con estos desafíos, tanto en el sector productivo como en el sector científico. Por ello, el proyecto GVA-ThinkInAzul del cual forman parte las instituciones investigadoras más punteras de esta misma Comunidad, marca unas claras líneas de trabajo para conseguir una acuicultura sostenible y de precisión a través de la mejora en la nutrición, reproducción, salud y bienestar animal, reduciendo al mismo tiempo los impactos sobre el medio marino (https://thinkinazul.es/acuicultura-sostenible-inteligente-y-de-presion/)

 

Diversificación: la clave para una acuicultura sostenible adaptada al cambio climático.

Nos podríamos centrar en una enumeración de instalaciones acuícolas, cifras de producción o innovaciones científicas, sin embargo, destacamos como esta región ha convertido la cría de peces en algo más que una actividad de economía azul, apostando por un compromiso con la sostenibilidad y fomentando un futuro alimentario saludable. Las cifras son importantes, incluso impresionantes sí, pero es la historia detrás de cada tonelada de pescado que pone en relieve la pasión de quienes han convertido a la Comunidad en el epicentro de innovación acuícola.

El éxito de la acuicultura valenciana radica en su capacidad para abrazar la diversidad. Cada especie cultivada, desde la dorada y la lubina hasta la corvina y la lecha, tiene su propio papel tanto en el presente como en el futuro de esta región. ¿Quién hubiera pensado que la corvina, joya culinaria en América Central, encontraría su hogar principal en las aguas valencianas, donde se generaron 2.600 toneladas en el 2022?

La diversificación inteligente de especies ha supuesto una estrategia que no solo responde a los gustos cambiantes del mercado, sino que también sirve como salvavidas frente a las incertidumbres ambientales. La lecha, serviola o pez limón, por ejemplo, una de las nuevas especies por la que apuesta la acuicultura en la Comunidad, no solo nos alimenta regalándonos una sabor delicado y suave, sino que  inspira en la cocina gracias a su versatilidad y es un ejemplo claro de cómo la acuicultura valenciana apuesta por especies nuevas en el contexto de la economía azul.

El escenario de cultivo sostenible no está completo si no mencionamos los mejillones y las ostras rizadas. Estas especies, aportando sus propias notas al coro acuícola, no solo garantizan una oferta variada en el mercado, sino que fortalecen también la resiliencia del sector ante los caprichos de la demanda y las condiciones ambientales.

Las iniciativas innovadoras en la acuicultura de la Comunidad Valenciana abarcan también otros aspectos colaterales a las propias especies posicionando la Comunidad como un referente en la adopción de tecnologías innovadoras en este sector.

Ejemplos son el cultivo de microalgas para la alimentación de peces, actividad que reduce la necesidad de depender de fuentes externas de alimento, como harinas de pescado, que a menudo se obtienen de la pesca intensiva; el desarrollo de jaulas submarinas que disminuye la interacción con los ecosistemas costeros sensibles y minimizan los impactos ambientales; el uso de tecnologías de vigilancia remota de las instalaciones como satélites y drones que brindan a los acuicultores la capacidad de monitorear de manera eficiente y en tiempo real las condiciones de las mismas permitiendo una respuesta rápida y efectiva en caso de necesidad. Y finalmente una tecnología puntera para limitar el consumo de agua dulce en el cultivo de productos acuícolas. Todas estas acciones hacen que la actividad de la acuicultura en la Comunidad Valenciana genere una huella de carbono muy baja en comparación con otras actividades agroalimentarias, en línea con las recomendaciones de los  Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), ese conjunto de metas globales establecidas por las Naciones Unidas para abordar desafíos sociales, económicos y ambientales y lograr un desarrollo sostenible para el año 2030.

 

Más allá de las cifras, un legado de economía azul

No es solo una cuestión de cifras de producción, sino de un compromiso arraigado en las profundidades del Mediterráneo. La Comunidad Valenciana no solo ha superado los desafíos de la pesca tradicional si no que se ha erigido un modelo que trasciende la producción y abraza la sostenibilidad como una filosofía de vida.

En este viaje, descubrimos que la acuicultura no es solo una respuesta a los desafíos alimentarios, sino una narrativa de éxito en la búsqueda de soluciones sostenibles y resilientes. En cada ola, en cada especie cultivada, en cada experimento de GVA-ThinkinAzul, la Comunidad Valenciana teje un legado azul que va más allá de las páginas de informes científicos.

Para más información sobre investigaciones innovadoras en acuicultura sostenible, conoce la tarea realizada en el WP6.

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