13 Mar La acuicultura en España: producción, innovación y sostenibilidad
En medio de las fluctuaciones climáticas, la biodiversidad marina se encuentra bajo presión. En este contexto, España responde liderando la acuicultura de organismos marinos y abrazando el desafío de preservar los océanos. El compromiso de España con la acuicultura se entrelaza con los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU, subrayando la importancia de preservar y utilizar los océanos de manera sostenible. En un escenario global donde el consumo de pescado crece incesablemente y las poblaciones pesqueras se sobreexplotan, la acuicultura se presenta no solo como una alternativa, si no como una oportunidad que se transforma en necesidad imperante y que conjuga beneficios económicos y medioambientales.
Especies y Acuicultura en España
La diversidad de especies cultivadas, desde doradas y lubinas hasta atún rojo, rodaballos y mejillones, cuentan una historia de éxito. Los datos más recientes de producción acuícola marina (2022) indican una comercialización de 326.520 toneladas, un 12% más que el año anterior. Regiones como la Comunidad Valenciana, Andalucía y Galicia se distinguen como líderes en la producción de peces marinos, seguidas por la Región de Murcia, Canarias y Cataluña.
En este contexto, el mejillón destaca como especie protagonista, con una producción anual de 255.000 toneladas. La lubina y el atún rojo comparten el podio de la producción marina, alcanzando las 23.000 y 11.000 toneladas respectivamente. Cabe destacar que el atún rojo se posiciona como una especie clave en la investigación tanto del engorde como del cultivo integral. Esto implica el estudio de todo el ciclo de vida de la especie, desde la reproducción en cautiverio hasta el crecimiento y la comercialización. España lidera estos esfuerzos de investigación, desarrollando tecnologías y prácticas avanzadas que permiten el cultivo exitoso de esta especie en condiciones controladas.
Finalmente hay que destacar la producción de dorada, liderada por la Comunidad Valenciana, acompañada del crecimiento significativo del cultivo de rodaballo y corvina. Estos cultivos evidencian el cumplimiento con creces de los objetivos propuestos por la acuicultura española, que se traduce en éxito socioeconómico. Con más de 5000 establecimientos operativos, esta actividad genera empleo directo para más de 18.000 personas, una cifra que asciende a 46.000 considerando los empleos indirectos.
Investigando y divulgando la acuicultura en España
A pesar de los avances tecnológicos, la reticencia del consumidor se muestra evidente a la hora de llenar la cesta de la compra de pescado de cultivo debido a su preocupación sobre la sostenibilidad del producto y/o la relativa transparencia en la cadena de suministro. En este contexto, la investigación y la divulgación de la acuicultura española se convierten en herramientas esenciales, haciendo asequible la información tanto sobre el valor nutricional como la sostenibilidad ambiental de los productos acuícolas para transformar el consumidor en un actor consciente y responsable.
España, mediante sus proyectos de innovación y sostenibilidad, integrados en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, avanza notablemente en términos de bienestar animal, mejoras tecnológicas y respuesta a preguntas fundamentales sobre la biología de las especies cultivadas. Este compromiso de las ciencias marinas españolas se ve reflejado en los más de 150 artículos científicos publicados anualmente en los últimos años, consolidando el país como potencia mundial en investigación acuícola.
Nutrición con sabor
Las especies marinas cultivadas, desde el apreciado atún rojo con su alto contenido en Omega 3 hasta los pescados blancos como el rodaballo, dorada y lubina con su proteína altamente digerible, o los mejillones cargados de vitaminas, ofrecen un elevado perfil de nutrientes esenciales. Cabe mencionar en el panorama de las especies cultivadas las macroalgas cuyo cultivo, si bien aún anecdótico en nuestra tierra, desempeña un papel crucial en la absorción de carbono y la mejora de la calidad del agua. Así mismo las grandes algas marinas tienen excelentes características nutricionales y organolépticas, además de propiedades terapéuticas y dietéticas. Las especies que se cultivan actualmente son el kombu de azúcar, la lechuga de mar y la ogonori, todas ellas cultivadas mayoritariamente en Galicia y en Andalucía.
En términos generales, la aplicación de tecnologías avanzadas y la adopción de buenas prácticas en las actividades acuícolas aseguran que la calidad y los nutrientes de los productos sean comparables a los que se encuentran en las especies salvajes. Además, se añade la ventaja significativa de contar con una trazabilidad detallada para cada producto junto con un coste asequible. Estas características aseguran no solo la excelencia de los estándares nutricionales, sino no también la disponibilidad para un espectro más amplio de la población incluyendo a aquellos que no tienen acceso directo al mar.
La acuicultura en España no es simplemente una actividad más de la economía azul; es un pilar esencial que surge para alimentar a la población de manera responsable, garantizando la seguridad alimentaria y fomentando la prosperidad económica, gracias al suministro continuo de alimentos saludables y nutritivos y a una apuesta para una transformación sostenible que garantice el bienestar de las generaciones futuras y del planeta.
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